Odontología Holística y Trastornos Emocionales
El término holístico, significa
“global”.
Además de curar los dientes de manera
independiente, se atiende su relación con la boca, el resto del cuerpo, las
emociones, la manera de ser y cómo te puede afectar en el comportamiento
diario.
Para los expertos de la medicina
psicosomática, los dientes son los portadores de nuestra vitalidad, además de
reflejar cómo vivimos las tensiones diarias. Con los dientes masticamos todos
los alimentos y realizamos el primer proceso de la digestión en el que se mide
nuestra capacidad de morder, triturar y desmenuzar los nutrientes con los que
mantendremos en forma nuestro cuerpo. Podríamos decir que los dientes reflejan
nuestro modo de acometer nuestros conflictos.
Desde hace miles de años, los orientales, en
especial los chinos, encontraron una relación directa y emocional entre las
diferentes partes del cuerpo. Encontraron canales de energía y les llamaron
meridianos. Cada meridiano pasa por uno o más órganos, por dos o más dientes y
se conectan con diferentes emociones.
Para los orientales, la dentadura es el
sistema mecánico que nos permite digerir adecuadamente, y así facilitar una
mejor utilización de los principios esenciales. En Oriente se cuida la
masticación realizando hasta 100 masticaciones antes de ingerir los alimentos
más sólidos. Este hábito es un vivo reflejo de la actitud paciente y mucho más
tranquila de Oriente.
Los dientes nos hablan, cuando están
enfermos, de nuestros miedos y emociones no digeridas o manifestadas. La vida es
una escuela donde venimos a aprender, como dicen los grandes sabios, somos el
Alma, eterna paz y amor. Pero en este aprendizaje lleno de vivencias nos pasan
cosas que nos despiertan emociones escondidas y a veces, no somos capaces de
procesar.
Es entonces cuando nuestro cuerpo se
expresa y nos habla.
En esta imagen se puede ver la
relación que existe entre las emociones y nuestros dientes.
¿Qué es la odontología
holística?
La odontología holística se desarrolló a raíz
de saber que ciertas alteraciones en los dientes y en la mandíbula pueden
provocar cargas importantes de salud en otras partes del cuerpo.
Por eso, la odontología holística se centra
en las interrelaciones en todo el cuerpo, con los dentistas, que trabajan de
forma holística, adquiriendo más conocimientos de otros ámbitos
médicos.
Los dientes no simplemente son elementos
aislados en la boca. Como en el cuerpo todo está conectado entre sí, no es
ninguna sorpresa que los dientes estén muy relacionados con todos los órganos y
viceversa. Estas relaciones con los órganos se comprueban cada día en la
práctica. Muchas veces son los dientes, cuyas raíces han sido tratadas, los que
causan los problemas: Aunque en sus puntas no se pueda ver ningún foco en la
radiografía, estos dientes tienen un efecto en los órganos y sus funciones por
vías energéticas, los llamados meridianos.
La odontología holística incluye estas
interrelaciones de los dientes con el organismo al tratamiento. Aspira a
eliminar las alteraciones en el cuerpo, si se originan en los dientes. Además,
es un objetivo muy importante de la odontología holística realizar todos los
tratamientos dentales de tal forma que no se deriven de ello más cargas físicas
para el cuerpo. Por ejemplo, se realiza a través de la eliminación de baterías
orales o a través del uso de materiales biológicos perfectamente compatibles que
antes se han probado en la persona.
“Batería oral” es el término para el ”efecto
de batería“ que se produce cuando hay metales diferentes en la boca (p.e.
amalgama y oro). La saliva, que es conductora eléctrica, facilita una corriente
eléctrica mínima que libera metales innobles (p.e. mercurio de la amalgama) en
la boca.
Los dentistas holísticos ven la interrelación
del foco local en el diente o en la mandíbula con los efectos en todo el cuerpo.
Para manifestar esta relación entre los focos de los dientes y de la mandíbula,
por un lado, y de las alteraciones en los órganos, por el otro, se hacen pruebas
extensas.
La odontología holística se basa en el hecho
de que todos materiales colocados en la boca pueden tener efectos a largo plazo
en el cuerpo, en el sentido de cargas cronicotóxicas, alérgicas y
eléctricas.
Resultado: nunca amalgama en la boca mejor
ningún metal tampoco con los implantes, porque cada metal puede representar una
carga para el organismo.
Nuestro objetivo es mejorar la salud de los
pacientes en su totalidad por medio de la salud dental.
Los dientes desvitalizados causan una
gran variedad de enfermedades.
Aunque el conducto radicular se llene
correctamente, en un diente desvitalizado queda suficiente espacio para que las
bacterias de purtrefacción descompongan el resto de sustancia orgánica muerta y
creen así productos muy tóxicos para el metabolismo como la putrescina, la
cadaverina, el mercaptano y el tioéter. Se producen también sustancias como el
indol, el escatol, los triptófanos y los radicales libres. Se ha demostrado el
fuerte efecto de todas estas tomaínas.
Si los animales de laboratorio reciben
cantidades mínimas de tioéter por jeringa, se producen daños en el hígado, se
inflaman vasos, articulaciones y músculos, algo que tiene como resultado la
degeneración. Las tomaínas paralizan al sistema de enzimas como han demostrado
las investigaciones de los profesores Haley y Pendergrass de los EE.UU. El
profesor Haley incluso informa sobre un caso de muerte con una mujer de su
equipo durante los experimentos. La dosis letal sólo consistía en dos gotas que
la mujer había absorbido por la piel.
Las toxinas del diente desvitalizado penetran
en la mandíbula circundante y desde allí sucede la intrusión en todo el cuerpo
por medios de la circulación sanguínea. También parece que las toxinas pueden
moverse a través de los nervios incluso hasta el cerebro. Allá pueden perturbar
las glándulas internas produciendo hormonas y de tal manera alterar el
metabolismo.
Las combinaciones de tomaínas y de metales
pesados, como el mercurio, son especialmente peligrosas porque las toxinas no se
añaden simplemente sino que se intensifican mutuamente. Es sólo cuestión de
tiempo para que el cuerpo logre secretar las toxinas o disgregarlas. Pero un día
el cuerpo se cansará de tener que hacerlo y se mostrarán cargas físicas. Muchas
veces este origen de las enfermedades sólo se encontrará después de una larga
búsqueda.
Desde mucho tiempo se sabe que los dientes
desvitalizados, aunque se llenen correctamente, se transforman en fuentes
tóxicas tarde o temprano y de esta manera pueden causar el decaimiento del
paciente. El dentista Weston A. Price de los EE.UU., famoso por sus
investigaciones en los años 20 y 30 sobre las causas de la degeneración de la
mandíbula y de la dentadura, extrajo dientes desvitalizados a personas
enfermas y los implantó bajo la piel de conejos. Después de tres días los
conejos mostraron los primeros síntomas de la enfermedad y la mayoría de ellos
murió por intoxicación.
Si el dentista logra llenar los conductos
radiculares ampliamente con habilidad y diligencia, todavía queda 40% hasta 60%
de la textura blanda original – aproximadamente la mitad. Sobre todo son los
conductos radiculares dentales que no están llenados y los muchos conductos
minúsculos – hasta 30.000 por milímetro cuadrado en la sección transversal con
una longitud completa de 4 a 5 kilómetros. Las bacterias de putrefacción
colonizan la masa orgánica muerta en estas cavidades remanentes a pesar de la
desinfección y producen productos muy tóxicos para el metabolismo.
Por eso un diente desvitalizado con un
relleno de amalgama como cierre es una fuente de toxinas constantes que grava
cada vez más al cuerpo. Una intoxicación de mercurio por amalgama en un diente
desvitalizado puede intensificarse por el factor 25 en su efecto biológico, así
que este diente se convierte en un foco de toxina constante con el tiempo. Las
toxinas de bacterias fuertes penetran en el cuerpo y lo gravan bastante. Un
relleno correcto puede retardar este desarrollo pero no impedirlo. Este foco de
bacterias en el diente crece oculto durante años y empeora el estado de salud
del paciente, muchas veces sin que él sienta ningún dolor. Por esta razón, no
muchas veces se sospechan los dientes como fuente de enfermedad.
Una resección de las puntas de la
raíz no resuelve el problema
Si se identifica un diente como foco, se sabe
por experiencia que la punta de la raíz es la base de los problemas, porque es
especialmente en los conductos radiculares laterales donde anidan las bacterias
de putrefacción. Muchas veces la mandíbula circundante ya ha sido atacada: lo
que se queda es una masa esponjosa y carroñosa. Para ello, se intenta resolver
el problema por medios de una resección de las puntas de la raíz, una operación
en la cual el dentista abre la mandíbula al lado, extrae la punta así como la
textura blanda y descompuesta. Pero el problema del foco no se resuelve así,
sino que se reduce por un tiempo en el mejor de los casos. Es probable que el
foco no sea un problema en los primeros días después de la operación, pero las
bacterias de putrefacción reconquistan su territorio poco a poco y luego siguen
con su obra de destrucción.
En poco tiempo han recuperado su
productividad anterior y la inflamación de la mandíbula, producida por el diente
desvitalizado, ya se ha expandido. Cuando el diente se arranca finalmente,
las cicatrices de la operación empeoran la curación del cuerpo y así dura mucho
tiempo hasta que la inflamación de la mandíbula haya sido curada. Por esto, a
través de la resección de las puntas de la raíz el paciente paga un precio muy
alto para poder mantener el diente desvitalizado que le pone enfermo unas
semanas más.
Tampoco el antibiótico ayuda porque la causa
perdura: la masa orgánica muerta sigue ofreciendo buenas condiciones de
nutrición para las bacterias de putrefacción (si Ud. tiene un clavo herrumbroso
en el pie tampoco no toma antibiótico sino que lo extrae, ¿verdad?). El
antibiótico exige mucho de los mecanismos de desintoxicación del paciente
debilitado ya de por sí y las bacterias de putrefacción pueden volverse
resistentes contra el antibiótico. El cuerpo tiene que luchar contra las toxinas
de las bacterias que siguen emanando del foco, aunque mueren en la mayoría de
los casos. Es difícil alcanzar el foco con el antibiótico en general – por
ejemplo, por inyección en la mandíbula. No se pueden alcanzar de esta manera las
bacterias que están en los conductos radiculares laterales o en los conductos
minúsculos y así siguen produciendo toxinas con un poco menos de intensidad si
tiene suerte el paciente.
El tratamiento con el antibiótico puede dañar
la flora intestinal y debido a una alteración de la digestión, el cuerpo reduce
los esfuerzos de desintoxicación, así que en resumen el antibiótico refuerza la
perturbación del cuerpo en lugar de curarlo.
Dicen los pacientes y los dentistas que “un
diente propio es un diente propio”, pero nosotros añadimos: “… hasta que el
diente no se transforme en un foco bacteriano y arruine nuestra salud”.
Un montañero al quien se le han helado los
dedos se le tienen que amputar para no morir a causa de las consequencias de la
putrefacción. Si no, casi nunca sobrevivirá.
¿Por qué cree tanta gente que se puede hacer
una excepción con los dientes desvitalizados, si solamente se rellena el
conducto radicular? No se observan fácilmente la causa y el efecto. Los dedos
muertos son una masa mayor que un diente en cuyo interior hay medio gramo de
sustancia orgánica en proceso de putrefacción. Si los dedos muertos se
permanecen en el cuerpo, el paciente muere rápidamente. Aquí se ven muy bien la
causa y el efecto. Pero con los dientes desvitalizados, con los conductos
radiculares llenados, la intoxicación del cuerpo ocurre de forma menos dramática
y está oculta; son los sufrimientos los que se intensifican con el tiempo. Estas
relaciones sólo se ven por observadores muy atentos.
Raíces remanentes
La punta de la raíz puede romperse si se
arranca un diente desvitalizado, especialmente cuando las bacterias ya han
descompuesto la raíz. Si la punta se queda en su lugar, la herida cicatriza pero
sólo superficialmente y las bacterias siguen causando problemas. El diente
desvitalizado ha sido arrancado pero el foco persiste.
El dentista tiene que remover todas los
fragmentos y además tendría que inyectar medios homeopáticos aprobados en las
plazas donde estuvo el diente arrancado para remediar el efecto del diente
desvitalizado lo más rápido posible y para accelerar la curación de la
herida.